El encargo consiste en la reforma de un local comercial de 80m2 y dos plantas situado en la planta baja de un edificio del siglo XX, ubicado en una plaza entre el centro de la ciudad vieja y la red de Barcelona (Eixample). El nuevo local se destinará a un bar de sándwich abierto de 9 a 24 h donde tomar desayunos, comidas rápidas o incluso cócteles, ligando el carácter de comida rápida al dinamismo que rodea la zona; varios edificios de oficinas, dos estaciones de metro, avenidas principales, etc.
Entendemos el proyecto como una oportunidad para recuperar lo que consideramos esencial del local: la geometría triangular del espacio, la generosa altura original del local y su carácter. Por lo que respecta a este último punto, el establecimiento funcionó durante la década de los 40 como ambiguo, antiguo bar del teatro que todavía se encuentra al otro lado de la plaza. Aunque el teatro y el bar no están más vinculados en términos funcionales, proponemos establecer un vínculo entre ambos a través de la materialidad del bar. La intensificación de la memoria material no es en absoluto nostálgica o romántica, sino que se optó por una actitud sin prejuicios e integradora que no discriminara entre esto o aquello, sino que optara por esto y aquello; de este modo, se actualizaron ciertas capas de un pasado (columnas octogonales de hormigón) que conviven con otras capas añadidas, en una relación vis-a-vis, haciendo eco de dos cuestiones fundamentales: el antiguo teatro, utilizando espejos , luces o el techo de moqueta y las antiguas sandwicherías de Barcelona, con el uso de mármol.
En la planta baja, donde se ubica el bar, los materiales se han definido siguiendo una estratificación de 3 franjas para aumentar la percepción de la altura del local; mármol en el suelo, tableros de madera y espejos en las paredes y la moqueta negra en el techo. En la planta sótano, donde se ubican los lavabos y los almacenes, las paredes existentes han sido directa y simplemente pintados en color azul para equilibrar la inversión en planta baja.
El proceso fue extremadamente rápido (tres meses en total) y con fuertes constricciones económicas, así que optamos por una estrategia clara y determinada: el BRICOLAJE. Esto ha permitido operar una secuencia abierta de acción-reacción, donde los errores y las modificaciones en obra se entienden como un valor añadido. Nos interesa una técnica híbrida capaz de tratar materiales y técnicas locales cercanas a la tradición artesanal con materiales y técnicas industriales de otras procedencias.