El monasterio de Sant Benet de Bages, situado en un paraje frondoso y húmedo a la derecha del Llobregat, es uno de los conjuntos monásticos más interesantes del país, con elementos que van desde la época fundacional hasta la época barroca. Actualmente es un complejo conjunto de edificios que ponen de manifiesto la larga historia constructiva del cenobio que ha sufrido una profunda restauración.
A partir del siglo XIV se alteró la distribución original del conjunto: al sur del claustro (en el lugar del primitivo refectorio) se construyó un largo cuerpo de edificio con una estructura de arcos diafragma que alojaba la bodega y, en dos pisos superiores, celdas de monjes (ahora residencia particular). En el oeste se formó el patio de entrada al monasterio, con la hospedería, la sala capitular nueva y otras dependencias (en el lugar del antiguo dormitorio). En el sector norte de este patio se construyó, a partir de 1627, el palacio abacial. Estas nuevas estancias se construyeron alrededor del patio de entrada, conocido como Pati de la Creu. Destaca el Palau Abacial, una construcción gótica de dos plantas. Sus cubiertas eran de madera, apoyadas en arcos de diafragma Al norte del claustro se encuentra la iglesia, y al este estaba la sala capitular, hoy desaparecida.
La iglesia es de planta de cruz latina, con una nave (de 25 m de largo por 7'5 de ancho) cubierta por bóveda ligeramente apuntada, dividida por tres arcos torales. El transepto tiene el brazo sur más bajo y más corto que el del lado norte. Ambos están cubiertos por bóveda de cañón apuntada y tienen vaciados en el muro dos pequeñas absidiolas. El ábside central es el único visible en el exterior. El portal principal, en la fachada de poniente, es de arco de medio punto, sin tímpano, con cuatro arquivoltas sobre columnas con capiteles de la escuela llamada rosellonesa. Otro portal, abierto en el brazo sur del transepto, da al claustro. En 1569, se abrió otro en la nave para comunicar también con el claustro. Bajo el altar mayor hay una cripta, muy transformada en época barroca, que guardaba el supuesto cuerpo de San Valentín, que Sal·la había traído de Roma al fundar el monasterio.
A poniente la iglesia tiene adosada la imponente masa del campanario, de base prerrománica y cuerpo de época románica, sobrealzado posteriormente con el piso de las campanas. Sobre el primer arco toral de la nave de la iglesia se levanta un cimborrio en forma de torre-campanario de dos pisos.
El claustro es la parte más interesante del conjunto. Está formado por cuatro galerías de seis arcos cada una. Los 64 capiteles del claustro son de gran valor iconográfico: los hay con decoración vegetal estilizada o geométrica y también figurativos con motivos de inspiración mitológica, de inspiración cristiana o con escenas humanas o de animales.
Los capiteles que existen en unas arcadas que podrían ser de la sala capitular antigua al este y algunos otros son los más antiguos de todo el claustro y pueden datarse de la segunda mitad del siglo X.
Aras. Cortadas en forma semicircular para adaptarse a la curvatura de la absidiola donde iban colocadas. Actualmente están adosadas a la pared por su parte frontal al inverso de cómo estarían originariamente. Ambas se sostienen por una única columna, provista de base, de unos 70 cm de altura.
La primera, situada a mano izquierda del pasillo, mide 124x76 cm de ancho en sus puntos más alejados y un grosor de 12 cm. El acabado de la curvatura es bastante tosco.
La segunda, se sitúa prácticamente frente a la puerta de la bodega, mide 165x77x12 cm y tiene unas características muy parecidas a la primera pero presenta un acabado más pulido.
El monasterio de Sant Benet de Bages fue fundado entre los años 950 y 960 por el magnate Sal·la, que fue a Roma a someter directamente la futura fundación a la Santa Sede (con lo cual la eximía de la jurisdicción civil y episcopal). En 967 está el acta de fundación y la dotación del monasterio, y en 972, fallecido Sal·la, se consagró una primera iglesia. La comunidad pasó una época difícil, por la mala administración de los abades, cargo que Sal·la había vinculado a sus descendientes. El nombramiento del primer abad por elección en 1002 comportó un enderezamiento del monasterio, que a finales del siglo fue unido durante unos años (1075-1118) al monasterio lenguadociano de Sant Ponç de Tomeres. Devastado por los sarracenos en 1114, a finales del siglo XII y principios del XIII se construyeron la iglesia y el claustro actuales.
En 1593 fue unido al monasterio de Santa Maria de Montserrat, que instaló un colegio de artes en 1620. En 1633 se enyesó el interior de la iglesia dañado por un incendio. En sus últimos tiempos se retiraban los monjes montserratinos viejos.
En 1835, a raíz de la exclaustración de los monjes, el monasterio fue vendido a particulares. En 1908, la adquirió Elvira Carbó, madre del pintor Ramon Casas, que realizó unas importantes obras de restauración dirigidas por Josep Puig i Cadafalch. Desde 1936, la iglesia está abandonada y necesita una gran reparación. El resto se mantiene bien gracias al cuidado de sus propietarios, que permiten su visita.
La talla de la Virgen parece ser originaria del monasterio y pese a tenerlos muy poca información puede datarse en el siglo XIII por su factura.
La losa del Sepulcre dels Calders está recortada por una cabeza, lo que indica que es de construcción anterior al arcosóleo donde fue encajada después. En este sarcófago, la heráldica sin escudo, da una fecha incierta de finales del siglo XII o principios del XIII. Podría ser que lo hubiera hecho construir Guillermo, señor de Calders que testó en 1208 destinando su cuerpo y muchos bienes al monasterio. Sus descendientes, entre los que se encuentran Guillermo y Bernat, siguieron siendo sepultados en el claustro del monasterio al menos hasta el año 1290.
Osera de Bernat Desprat y Berenguer Sacoma. Se cree que los finados eran familiares de Arnau Sacoma, abad del monasterio entre 1348 y 1374. La osera fue abierta a principios del siglo XX y se encontraron una aceitera y un jarrito actualmente en colecciones particulares.
Sarcófago de Guillermo de Boixadors. Por su estilo y la falta de escudo en la señal heráldica, puede ser datado en la primera mitad del siglo XIII y coincidiría con un tal Guillermo, señor de Boixadors, Terrers i Fulleda que murió en 1237 y posiblemente encargó este sepulcro. La familia de los Boixadors contribuyeron a cubrir los gastos de las obras de los nuevos edificios que se hacían en el cenobio en los siglos XII y XIII. A cambio pedían ser sepultados en el monasterio y que los monjes oraran por sus almas.
Losa sepulcral de los Calders. Fue encontrada en la cisterna del claustro y en el lugar que hoy ocupa estaba el portal de entrada a la sala capitular del monasterio. Pertenecía a un miembro no definido de los Calders, quizá Berenguer o Guillermo. La familia hizo numerosas dejas en el cenobio durante los siglos XII y XIII y, como era habitual, pedía destinar un lugar para ser enterrados.
Probablemente las dos aras provienen de los altares laterales de la iglesia del monasterio. Anteriormente estaban en las absidiolas de la iglesia románica donde se habían colocado, con casi toda seguridad, aprovechándolas del edificio anterior.