Situado entre el aeropuerto de Barcelona y la ciudad, el proyecto de las Torres Fira se convierte en el portal de acceso al nuevo recinto ferial de L’Hospitalet de Llobregat.
Entre sus prioridades destaca dar respuesta a su entorno y aprovechar la posición estratégica de la parcela entre dos grandes proyectos -Plaza Europa y Fira 2000-, actuando como puerta y puente entre ambos. El edificio de oficinas, de geometría ortogonal, está colocado en perpendicular al eje vertebrador de la Plaza Europa; proyectado a 30º respecto a la Gran Vía, se transforma en un final para la plaza y dialoga con el límite situado de forma simétrica en el otro lado de la Gran Vía (dos torres ortogonales perpendiculares a este eje). El hotel utiliza un lenguaje similar: el edificio.
Con una sutil planta en forma de trébol, va rotando a medida que crece y su parte superior se abre como una flor. El conjunto está formado por una torre que gira sobre sí misma, y durante cuyo movimiento saluda a la ciudad, el aeropuerto, la Plaza Europa y el recinto ferial, siendo su percepción cambiante a medida que se le rodea. Esta percepción se complementa con la segunda torre, que a simple vista es un volumen puro, pero que contiene un núcleo que también gira sobre sí mismo, reflejo de la otra torre.
Las dos torres atan la Fira con la plaza Europa, espacio urbano que conecta definitivamente la ciudad de Hospitalet con la Gran Via, a la que siempre había dado la espalda. La plaza Europa define un sistema de torres en su perímetro. El hotel y el edificio de oficinas se emplazan siguiendo este plan y, al mismo tiempo, sirven de puerta para el recinto de la Fira, situado justo al otro lado de la calle, donde hay un pabellón diseñado también por Toyo Ito.
Ambas torres tienen una altura idéntica. Una tiene un contorno sinuoso, continuo, de geometría variable, orgánico y contiene el hotel Porta Fira. La otra es un prisma de vidrio que marca todas las plantas y contiene oficinas. El rasgo que las ata es la forma de la torre del hotel, que se repite en el interior de la torre de oficinas y formando su núcleo de ascensores y escaleras. El núcleo del edificio de oficinas se desplaza a la fachada que da al hotel y queda cortado por la fachada exterior, por lo que el conjunto se percibe como un volumen que se repite en el interior del otro.
El hotel (y el núcleo del edificio de oficinas) es de color rojo oscuro llamativo. La piel exterior está formada por unos tubos metálicos lacados, totalmente rectilíneos, dispuestos unos cerca de otros para formar la geometría curva del exterior. Están cortados planta a planta y se encuentran con las ventanas de las habitaciones, dispuestas irregularmente por todo el fuste. El hotel presenta un ensanchamiento muy espectacular en la parte superior.
Las dos torres quedan atadas por un zócalo de buen tamaño y diseño muy atractivo. Nacen del interior del zócalo, alejadas de la calle donde este se alinea. Los espacios interiores, con luz cenital o vertidos en el perímetro totalmente acristalado, son notables.
El complejo presenta unas vistas de lejos (desde el aeropuerto, por ejemplo) realmente atractivas que vale la pena descubrir y apreciar.