Este mercado fue inaugurado en 1888 en una zona de expansión del Eixample de Barcelona. El edificio es obra del arquitecto Antoni Rovira Trias y es una muestra de las posibilidades tecnológicas del momento: la estandarización y repetición de elementos estructurales de hierro y vidrio.
La remodelación de los espacios y de la estructura se realiza en un edificio que ha quedado entre medianeras, en una zona urbana ya consolidada, de cara a una de las vías de mayor tráfico de la ciudad. Con la rehabilitación, se busca una modernización cuidadosa y respetuosa de un espacio en uso, acorde con las necesidades espaciales y sociales actuales.
Rovira i Trias pensó el mercado como el centro de un tejido que debía recoger una serie de actividades comerciales; esta idea, que se perdió con el tiempo, se reanuda al devolver la transparencia y permeabilidad originales con esta intervención. Se recuperan y se incorporan paredes de cristal en las dos fachadas del edificio y remodelan la estructura de hierro y las tejas cerámicas de la cubierta. Se construyen dos sótanos para estacionamiento y por carga y descarga.
La reforma debía ser capaz de reactivar la isla y su función comercial en el barrio. El paso del tiempo parece confirmar este proceso y la recuperación del mercado como elemento de cohesión urbana. El proyecto también se ocupó de comunicar el edificio con la ciudad contemporánea al mejorar los accesos y la capacidad del equipamiento de desempeñar como espacio público y de centralidad. Esta confirmación se reitera diez años después de estar terminada la renovación del mercado, cuando el proyecto recibió en 2008 el Premio Década como el mejor edificio construido en Barcelona en 1998.