Edifici aïllat projectat per Josep Fontserè el 1883 i presentat al concurs públic per a la construcció del parc de la Ciutadella amb usos culturals i lúdics dins un programa científic ambiciós juntament amb el Museu Martorell de Geologia i l'Hivernacle. L'estructura està marcada per l'ús del ferro i per la secció lobulada, en un assaig modern i d'avantguarda en l'ús de nous materials i estructures. Els pilars són de foneria i les bigues i les jàsseres són corbes formant un espai cobert trilobulat: un arc central més gran i dos més petits a cada lateral, tot cobert de fusta. L'espai lobulat de tot l'interior queda trencat per les dues façanes que tenen la part superior de maó vist. La façana s'estructura de manera tripartida seguint les voltes centrals de mig punt de l'interior. La part central, amb una gran obertura de la mateixa fusta que la coberta, presenta maó vist a la part superior amb decoracions de maçoneria com són els tres pinacles que sobresurten escalonadament. Els laterals segueixen la mateixa estructura reproduïda a petita escala i amb finestres.

Coincidint amb l'eixample de la ciutat, es projecta aquest parc urbà al lloc on hi havien les drassanes, anomenat Camp dels Titets. En el seu disseny hi trobem, clarament diferenciats, dos tractaments paisatgístics: avingudes de plàtans que ofereixen inacabables perspectives deixen lloc a petits i laberíntics passeigs, dibuixats amb vegetació, a la zona mes propera al riu. És precisament aquí on trobem un tractament modernista en els materials i en el traçat de l'enjardinament (escalinata i llac). L'eterna manca d'equipaments de la ciutat han fet d'aquest generós oasis punt de trobada dels esdeveniments ciutadans: desfilades, concerts, fires, competicions esportives, pàrquing...

Magníficos espacios ajardinados, con plataneros, palmeras y espacios forestales, con pino piñonero y encinas. Dentro de la extensa propiedad de Can Garí en el Cross de Argentona se diseñó un amplio jardín que completaba el trabajo de remodelación de la finca que Josep Puig i Cadafalch realizó entre 1898 y 1900. Nicolau M. Rubió y Tudurí fue el primero que intervino en el diseño a través de la combinación de espacios naturales con la distribución de zonas arbóreas, principalmente pinos, que respondía a dejar una naturaleza libre junto a otras moldeadas. El jardín fue pensado para transitar a través del trazado de caminos, de terrazas escalonadas hechas en ladrillo visto, de pérgolas (algunas recuerdan al trabajo que estaba llevando a cabo en el Parque de Montjuïc, de Barcelona) y señalando puntos de vista que se abren a amplias perspectivas. Se combina la presencia de vegetación con esculturas que le dan la medida más humana al conjunto. Se han recreado espacios boscosos, otros con la presencia de cactus y de un gran estanque que en medio contiene el templo de cristal de Baccarat con la figura de Hermes en bronce, así como el punteado de farolas de forja que retoman el carácter señorial del lugar. Este jardín, con la presencia de esculturas y zonas con cítricos, tan característicos del mediterráneo y de las villas italianas, entra de lleno en el novecentismo. La obra de jardinería fue continuada por Lluís Bonet i Garí, con el que compartieron un mismo ideario vinculado al período del novecentismo.

Jardín construido alrededor de una fuente, el río Llobregat y una fábrica, y promovido por el dueño de esta, el industrial Joan Artigas Alart. El jardín tiene como base fundamental los dos acantilados a ambos lados del río que quedaron unidos por dos puentes: uno en forma de arco cojo y lleva a un pabellón y el otro con cubierta de pérgola hecha con hormigón recubierto con piedra. El diseño recuerda en algunos aspectos en el Park Güell, aunque en menor escala, que en aquellos momentos se estaba construyendo en el barrio de Gràcia de Barcelona. De la misma forma, el Jardín de Artigas presenta líneas orgánicas perfectamente integradas en el entorno natural; incluso creó una gruta artificial. El jardín está pensado para pasear, por lo que tiene un recorrido establecido donde destacan determinados lugares: la Glorieta, la Cova (lugar original de la Fuente de la Magnesia) donde se utilizan arcos catenarios, la Cascada (fuente de agua hecha con piedras al estilo del quebradizo gaudiniano) y el merendero, junto al ponte. Se empezó a construir por la gruta que hay junto a la fuente de la Magnesia, que da nombre al jardín y tiene forma alargada, siguiendo el desfiladero de orillas del río. Al lado, el puente de arco cojo tiene unos escalones que llevan a la glorieta que tiene una cubierta cónica recubierta de pequeñas piedras. A lo largo del recorrido están representados una serie de animales: un león y un buey en dos fuentes y un águila al principio de la escalera; estos animales, junto a un ángel que actualmente no existe, posiblemente podrían hacer referencia a los cuatro evangelistas. Durante todo el recorrido hay numerosas barandillas y parterres, fuentes, puentes, cascadas, plazas, miradores, bancos, esculturas (como las figuras de un hombre y una mujer llevando un cesto en la cabeza),... Principalmente, la obra está hecha de piedra y mortero, poco o muy armado. Para hacer el jardín se aprovechó la vegetación natural de la zona (abetos, pino silvestre, haya, bojedas,...) y se incorporaron otros árboles como el chopo. Los jardines Artigas, conocidos también con el nombre de Parque de la Magnesia, por la fuente que brota, se encuentran junto a lo que fue la fábrica textil propiedad de Joan Artigas Alart, quien también promovió la construcción del jardín. Aunque no existe ningún documento que lo corrobore, algunos estudiosos como Joan Bassegoda Nonell, atribuyen a Gaudí el diseño del jardín. Parece que en 1905 Gaudí visitó la fábrica de cemento portland "Asland" que se estaba construyendo en el Clot del Moro (Castellar de n'Hug) invitado por Eusebi Güell Bacigalupi (1846-1918), uno de los promotores de la empresa. El arquitecto se alojó durante dos días en la casa de Joan Artigas, quien le pidió ideas para ajardinar la zona de la fuente. Se cree que Gaudí hizo unos croquis y que, más adelante, envió un albañil del Park Güell para colaborar con los albañiles locales en la construcción del jardín. Tanto el croquis como los planos del proyecto desaparecieron con el incendio de la fábrica de los Artigas, en 1939. En los años 50, la familia Artigas se trasladó a Barcelona y el jardín quedó abandonado. Una persona que de muy joven había trabajado como peón con este grupo de albañiles comunicó estos datos al historiador local Angel Francàs, que fueron publicados por "El Correo Catalán" en dos artículos los días 14 de agosto y el 22 de diciembre de 1971. Años más tarde la Cátedra Gaudí, la Escuela Superior de Arquitectura y la Universidad Politécnica de Catalunya, empezaron investigaciones sobre la paternidad de la obra. Joan Bassegoda, director de la Cátedra en ese momento, atribuyó la autoría del proyecto inicial de los jardines a Gaudí en un artículo en La Vanguardia de 1989. En 1992 se procedió a restaurar la obra y actualmente los jardines están abiertos al público. Son propiedad municipal y se puede acceder mediante una estación de Ferrocarril Turístico del Alt Llobregat.

El conjunto de Can Boixeres, que actualmente es un parque municipal, en origen era el jardín de una casa señorial, que todavía se conserva dentro del parque. Dentro del parque hay gran variación de elementos como árboles, plantaciones de flores, esculturas, fuentes... Dos esculturas a destacar son "La familia", de Héctor Cesena, y "La chica de la paloma", desnudo de Rafael Solanic. "La familia" es una escultura en mármol blanco de unos dos metros de altura incluyendo la peana, que representa a un hombre que coge por el hombro a una mujer que lleva a un niño con pañales en los brazos. Las figuras son de tamaño natural. El estilo es realista pero esquematizado, insinuando las líneas de composición y de las figuras pero rehuyendo los detalles, excepto los rostros. "La chica de la paloma" es una escultura en mármol blanco de unos 80 centímetros de altura más 20 centímetros de peana que representa a una chica desnuda, de tamaño natural, que, en posición agachada, sostiene una paloma en sus manos. El estilo es claramente noucentista, recogiendo influencias de Arístides Mallol y sobre todo de Esteve Monegal, principal maestro del autor de la escultura. La peana de hormigón es un añadido posterior. Hay un templete modernista, de planta circular, cubierto con una cúpula sostenida por seis columnas. La cúpula, de tambor, está decorada con mosaico de cerámica vidriada. Las columnas son de hormigón, tienen pequeños capiteles y están decoradas en mosaico blanco la parte superior y en mosaico oscuro la parte inferior. Un hierro forjado hace de cierre del templete. Hay unos escalones para acceder a la construcción. Dentro del parque, aparte de la casa señorial, también se encuentra la masovería. Es un edificio de planta baja, un piso y buhardilla, con tejado a doble vertiente y la cumbrera perpendicular a la fachada principal. La puerta de acceso es adovelada, con forma de arco elíptico, y el resto de aperturas son rectangulares, con los dinteles de formas redondeadas, mientras que las jambas alternan las dovelas estucadas y las lisas. La fachada tiene un remate ondulado que oculta el tejado. A ambos lados hay dos cuerpos añadidos de una planta, que en el primer piso hacen un balcón cerrado por una balaustrada. Rodeando el jardín hay una muralla por encima de la que pasa la vía del tren. El paramento es de piedra por las estructuras portantes (las partes bajas de las puertas, las pilastras que dividen los tramos, los contrafuertes triangulares...) y de ladrillo en los arcos de medio punto de las puertas. En la carretera de Esplugues tiene una gran portalada de piedra y hierro de estilo clasicista, con órdenes de pilastras de tipo corintio y en la parte superior de la puerta se puede leer la fecha de 1911. Can Buxeres es la antigua Can Alemany, de los condes de Alemany, que ya existía en 1770. Entre 1877 y 1906 se realizaron las obras que convirtieron el edificio, propiedad de Lluís Buixeres, en un palacete. En los siguientes años se creó el jardín que rodea la casa y que actualmente es un parque municipal. El jardín fue urbanizado en 1906-1911 y sufrió transformaciones radicales al ser declarado parque público el 8 de noviembre de 1972.

Se accede al monte de las tres cruces por un camino tortuoso que coincide en parte con el Via Crucis que sale del santuario de Rocaprevera. La cima de la colina es totalmente aplanada y se ha construido una terraza de losas de piedra. El perfil tiene una barandilla de pilotes de piedra que sustentan un pasamano de hierro. En el lado este se encuentran las tres cruces sobre una base de obra. La cruz central es la mayor que las demás. Es una representación del Calvario, con Jesús en el centro y los dos ladrones en cada lado. Las cruces son de hierro y tienen una base de piedra picada con una columna y capitel poligonal. Las cruces son griegas con un círculo que une las aspas. En el pavimento está representada la rosa de los vientos y marca la situación de los pueblos y cimas cercanas. Parece que ya antes de 1686 había tres cruces de madera en ese mismo lugar. Aquí se celebraba el encuentro de la Santa Cruz el 3 de mayo. Se hacía un vía crucis que salía de la iglesia de Sant Feliu hasta llegar a esta cima. Después pasaron a realizar una procesión con cantos de letanías. En 1736 se hizo una reparación de las cruces, que al ser de madera se estropeaban con facilidad. A principios del siglo XX la cruz principal era de madera y las demás eran de hierro y sobre una columna de obra. En 1913 se celebraron las fiestas constantinianas y se colocaron las nuevas cruces que se pagaron con una suscripción popular.

El parque es el resultado de la compra, por parte del Ayuntamiento de Barcelona, de la urbanización de un barrio de lujo proyectado por Gaudí y promovido por Eusebi Güell que nunca llegó a serlo. Lo que actualmente se puede visitar son los ajardinamientos de sesenta parcelas no construidas en la falda de la montaña Pelada, con unas vistas magníficas sobre Barcelona, y las partes comunes del proyecto: los caminos, el acceso, el mercado, la plaza central. Gaudí urbaniza la montaña con calles que siguen las líneas de mínima pendiente y cuatro puentes construidos con material proveniente del desmonte de las parcelas. Resultan excepcionales los muros de contención-porchado por cuyo interior se puede circular, recubiertos con piedra local. Tanto los puentes como el porche quedan coronados por unas columnas únicas coronadas a su vez por unas jardineras donde hay plantadas agaves. El corazón de la urbanización debía ser una plaza elevada que en lugar de barandilla perimetral tiene un banco ondulado proyectado y construido con hormigón prefabricado por su colaborador Josep Maria Jujol, acabado con unos quebradizos que vale la pena ir descubriendo detalladamente. Bajo la plaza se dispone una sala hipóstila que debía alojar el mercado, con las columnas torcidas para que trabajen con el menor esfuerzo posible. Las columnas están vacías y debajo de éstas se dispone un depósito de agua que debía abarcar todo el parque. Algunas se suprimen a fin de dejar espacio para las paradas más grandes y quedan sustituidas por unos medallones también diseñados por Jujol. Se accede al conjunto por una escalinata imperial que tiene, en el eje de simetría, un dragón espectacular realizado con trencadís que se ha convertido en uno de los emblemas de Barcelona. La valla que guarda el parque en el acceso, terminada con dos pabellones asimétricos, es igualmente notable. Uno de los pabellones aloja actualmente el Museo Gaudí.